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Nuwara Eliya Sri Lanka

Hoy nos espera un largo trayecto, que nos llevará desde Anuradhapura hasta un rincón entre montañas llamado Nuwara Eliya Sri Lanka.

Suena el despertador y empieza un nuevo día de nuestra aventura por Sri Lanka. La rutina de nuestras mañanas siempre es la misma, ducha, recoger todo, cerrar mochilas y antes de empezar la ruta, desayunar. Os recordamos que estamos en Anuradhapura. Hemos dormido de maravilla, necesitábamos descansar y reponer fuerzas.

Somos los primeros huéspedes que se despiertan y nos tomamos el desayuno en la terraza trasera del hotel, que tiene unas vistas realmente preciosas. Vistas a una llanura verde y desde dónde vemos pasar el tren de fondo. Un ambiente súper relajado para empezar el día, aunque el desayuno que nos sirven no nos acompañe. Nos dan un desayuno occidental, sin ningún plato o dulce típico del país, ¡una pena! Y encima no estaba nada bueno, el pan estaba duro, y patatas fritas y salchichas grasientas para empezar el día no nos gustan. Nos quedamos con la parte buena, ¡el paisaje que nos rodea!

Hacemos el check out, que por cierto este es el único alojamiento de todo el viaje que pudimos pagar con tarjeta de crédito. Si queréis saber más sobre todos los alojamientos, visitad el post Alojamiento en Sri Lanka. Cargamos mochilas en el coche y empezamos nuestro quinto día en este país, que hoy será casi cien por cien on the road.

CONTENIDO DEL POST

De Anuradhapura a Nuwara Eliya

Como todas las mañanas, Anton nos espera puntual, nos recibe con una gran sonrisa y con su coche limpio y perfumado. Por delante nos quedan unas 7/8 horas de coche y carretera, hasta llegar a nuestro destino final: Nuwara Eliya. Aunque de camino iremos haciendo pequeñas paradas.

Y la primera de ellas es una bakery, ya que no he comido nada en el desayuno. Yo me pido algo dulce e invitamos a Anton a que elija lo que le apetezca, y como buen ceilandés se pide un snack salado con muchas especias y sabor picante. Esta parada me ha encantado, os parecerá una tontería, pero como hija de panadera y que ha crecido entre panes y ensaimadas, me gusta ver los productos que se fabrican en otros países y probarlos.

Parada en Dambulla

Tras esta pequeña parada, seguimos hasta la primera gran ciudad que nos encontramos por el camino: Dambulla, que visitamos en nuestro segundo día de viaje, ¿os acordáis? En esta ocasión, la visita será corta, nos paramos para que Anton pueda ir al banco a enviar dinero a su familia por Navidad. Nosotros encantados, porque mientras él hace sus gestiones, aprovechamos para dar un paseo por la calle principal de la ciudad.

En los viajes hay que también tomarse estos momentos para simplemente pasear y observar. A mi me encanta, es cuando se aprende más de otras culturas, de su forma de vivir, de ver cómo venden boletos de la lotería, periódicos, fruta, verduras… ¡Hay que abrir los ojos, mirar y aprender!

Viajar con chofer en Sri Lanka

Seguimos nuestra ruta. Aprovechamos los momentos de coche para hablar con Anton, él es muy curioso y nos pregunta muchas cosas sobre nosotros, nuestra vida, nuestra cultura… Y nosotros aprovechamos también para preguntarle cosas sobre él, su familia, su vida aquí… Aunque a veces nos cuesta entendernos, porque entre que su inglés no es muy académico y habla con su particular acento, ¡pues la cosa es complicada! Pero más o menos entendemos la globalidad de las ideas y nos reímos mucho. A Juanjo lo llama Sir John, ya que intentamos enseñarle a pronunciar Juanjo, pero como era tan difícil para él y no lo conseguía, optó por llamarle así, ¡más fácil e internacional! Es siempre muy correcto y educado, y siempre que nos tiene que preguntar por cosas importantes se dirige a él y no a mi. Por su cultura, los hombres son los que llevan la voz cantante y por eso siempre le pregunta a Juanjo. Al principio me chocaba, luego ya una se acostumbra y como estamos en su país, lo respeto.

También nos hace mucha gracia su particular movimiento de cabeza. Para decir «sí» o «no» con la cabeza, no lo hace como nosotros. Al igual que en la India, aquí tienen un movimiento que combina ambos, una fusión entre «sí» y «no». Entonces cuando le preguntas algo y sólo mueve la cabeza y no lo acompaña de ninguna palabra, uno nunca sabe si quiere decir «sí» o todo lo contrario. ¡Es muy gracioso y nos encanta!

Plantaciones de té en Sri Lanka

Tras este breve paréntesis en el que os hemos dado a conocer un poquito más a nuestro fiel compañero de viaje, seguimos en ruta. Dejamos atrás las grandes dagobas y templos cingaleses y empezamos a rodearnos de altas montañas verdes, llenas de plantaciones de té. ¿Quién no ha oído hablar del famoso té ceilandés? Uno no puede pasar por Sri Lanka sin probar y conocer un poco más una de sus producciones más típicas. Y en las Tierras Altas de Sri Lanka lo que más hay son fábricas de té y kilómetros y kilómetros de tierra llenas de plantaciones. Obviamente teníamos que pararnos en una de esas fábricas y conocer su modo de trabajo.

StoreField Tea Factory

Nos paramos en StoreField Tea Factory. Una de las chicas que trabaja allí, nos acompaña hasta la fábrica y nos realiza un recorrido completo por ella, explicándonos paso a paso todos los procesos del té. Y la verdad es que nos sorprendió lo largo que es el proceso hasta conseguir el té tal y cómo lo conocemos. Uno nunca se va a la cama sin aprender algo nuevo, y la verdad es que no teníamos ni idea de cómo se fabricaba el té, así que nos vamos contentos de haber aprendido un poco más sobre una de las manufacturas más importantes del país que estamos recorriendo.

Tras la visita a la fábrica, nos invitan a una degustación de varios tipos de té del país. Allí nos sentamos y degustamos cada uno de ellos. Té negro, té con ginger, té OP, té verde cítrico, té relajante… ¡Todos riquísimos! Aprovechamos también para comprar un paquete de té para llevarnos a casa como recuerdo de nuestro paso por Sri Lanka.

Ramboda Falls

Seguimos por las carreteras montañosas, curvas y curvas, rodeados de bosque y plantaciones. Ya son varias las horas que llevamos en el coche y tenemos ganas de llegar. Pero antes, hacemos otra pequeña parada para ver una de las cascadas más conocidas de las Tierras Altas: Ramboda Waterfall.

Situada en un pintoresco valle. De camino hasta ella, nos encontramos con otra de las postales más reconocibles de Sri Lanka: las tea pluckers o tea plickers trabajando en las plantaciones de té. Las observamos de lejos, las fotografiamos y nos responden con esa sonrisa sincera y llena de humildad. Quién no ha oído hablar de la historia y de la vida de estas mujeres tamiles que recogen diariamente y de forma manual entorno a 20 kilos de hojas de té y por tan solo unos 2€ diarios.

Seguimos bajando hasta llegar lo más cerca que se puede de la cascada, Ramboda Fall. Una pena que esté cercada y no poder acercarnos más a ella… La verdad es que el entorno no tiene desperdicio, habíamos visto cascadas antes, pero ninguna envuelta por campos de té a su alrededor.

Nuwara Eliya

Tras esta parada, ahora sí nos subimos de nuevo al coche y directos hacia nuestro destino final que cada vez está más cerca: Nuwara Eliya. ¿Conseguiremos llegar antes de que sea de noche? Sí, lo conseguimos, aunque por poco tiempo. Llegamos por fin, tras más de 8 horas viajando por carreteras ceilandesas, a la que llaman la pequeña Inglaterra de Sri Lanka. Nos llama la atención lo diferente que son aquí las casas a todo lo que habíamos visto hasta ahora en el país, realmente uno parece estar en un pueblecito más puramente inglés que en un pueblo de una isla de en medio del Índico.

Vemos la típica pista de cricket, el conocido Parque de la Victoria y decidimos parar y visitar la Post Office u Oficina de Correos. Ésta forma parte de los edificios más característicos de Nuwara Eliya. Una vez allí dentro, decidimos comprar una postal y enviarla a Mallorca por correo. En ese momento nos hizo una ilusión especial. Así que compramos una postal en la tiendecita, un sello, escribimos unas palabras, anotamos la dirección y la introducimos en la Letter Box. La verdad es que la oficina no tiene desperdicio, tiene mucho encanto, todo su interior es de madera, parece sacada de una película inglesa de otra época. Y con nuestra carta enviada, nos vamos a pasear por el mercado y las calles centrales de este municipio.

  • Puntualizar que en las Tierras Altas cuando el sol se va, las temperaturas caen y es el primer día de todo el viaje que tenemos que sacar los jerseis. Así que es muy importante y os recomendamos, meter en la mochila un pantalón largo, zapato cerrado y algún jersey, si hacéis parada en esta zona del país.

Dónde comer en Nuwara Eliya

Tras este breve consejito, recordaros que estamos paseando por las concurridas calles céntricas de Nuwara Eliya, donde uno se encuentra con la típica estampa asiática que a tantos nos conquista. Caminamos entre panaderías, puestecitos de comida callejera, tiendas de ropa, pastelerías, comercios en los que venden todo tipo de arroz; y nos llama la atención un restaurante local dónde hacen kottu rotti & chicken rice delante de la gente. No podemos resistirnos y nos paramos a observar cómo cocinan estos típicos platos. ¡Un auténtico espectáculo verlo en vivo y en directo!  Aprovechamos y compramos allí mismo un par de rollos de verduras, no queríamos dejar de probar todo tipo de comida ceilandesa. Seguimos con el paseo mientras nos comemos nuestro snack, que no estaba nada mal. A Juanjo le gustó más que a mi porque yo no soy muy fan de las cosas fritas.

Y con esto se nos ha abierto el apetito, porque son casi las 18:00h de la tarde y todavía no hemos ni comido… ¡Somos lo peor! Así que decidimos que antes de irnos al hotel, aprovecharemos que estamos en el centro del municipio y cenaremos algo por aquí. ¿Y dónde decidimos hacer nuestra comida/merienda/cena de hoy? Pues en el sitio local en el que nos hemos parados antes, ¡ese arroz tenía una pinta increíble! ¡Para allá que vamos! Y es que lo mejor que tienen estos viajes, es que hacemos los que nos apetece y cuándo nos apetece.

Qué comer en Sri Lanka

Como aquí las raciones son enormes, decidimos pedir solo un rice & chicken y no spicy por favor. Y como no, acompañados de rotti. Y allí nos tenéis a los dos, los únicos extranjeros de todo el local, sentados y felices comiéndonos ese delicioso arroz junto con esos rottis que vendrían a ser como nuestro pan, ¡buenísimo! Nos gustó tanto que me levanté a comprar un par más. Yo creo que de todas las comidas de Sri Lanka, esta fue sin duda la que más disfrutamos y la que más nos gustó de todas. Y lo más curiosos de todo es que fue la más barata, ¡creo que en total nos costó unos 3€! ¡Una auténtica cena ceilandesa y en un entorno muy muy auténtico!

Alojamiento en Nuwara Eliya

Y ya con el estómago lleno y siendo de noche, es hora de irse al hotel. Bueno, a buscarlo primero, y digo buscarlo porque Anton se perdió buscando nuestra guesthouse. Nos costó un poquito encontrarla, pero preguntando al final dimos con ella. Una casita monísima con tan solo un par de habitaciones, un jardín precioso y con unas vistas a Nuwara Eliya que no tienen desperdicio (Alojamiento en Sri Lanka).

Villa Lemon Court, Nuwara Eliya

En Villa Lemon Court nos recibe una familia al completo, capitaneada por la matriarca. Desde el primer momento nos reciben con una gran sonrisa y la amabilidad ya características de los cingaleses. ¡Son gente de corazón!

Nada más llegar nos acompañan a nuestra habitación y nos piden disculpas porque están en obras, reformando toda la vivienda, y la habitación dónde teníamos que alojarnos no está todavía terminada y por ello nos tienen que dar una habitación superior. Una habitación que hay que decir que era como toda nuestra casa de grande. En ella había una sala enorme con comedor, sala de estar y cama todo junto, y un baño muy amplio y completamente nuevo.

Éramos los primeros guests que dormían en la habitación renovada y por eso fuimos los encargados de estrenar ese baño en el que nos dimos, sin ninguna duda, las mejores duchas de todo el viaje. ¡Cómo lo disfrutamos! Además, la habitación tenía un enorme balcón con unas vistas realmente preciosas a todo el pueblo de Nuwara Eliya, de las que pudimos disfrutar a la mañana siguiente.

Dejamos las mochilas en su sitio, nos dimos una súper ducha y nos pusimos la ropa más calentita que teníamos, que no era mucha… Hay que confesar que pasamos frío en esta enorme habitación. Para calentarnos decidimos tomarnos un delicioso té ceilandés antes de irnos a la cama, y así lo hicimos. Nos ofrecieron también cena, pero les explicamos que ya habíamos cenado en el centro del pueblo.

Y con el cuerpo calentito, nos fuimos a la cama, no sin antes repasar como siempre todo lo vivido en este día. Hoy ha sido una jornada un poco diferente a todas las anteriores, por todas las horas de coche que hemos tenido que hacer. Pero es algo que no se puede evitar si se quiere abarcar tanto en tan poco tiempo. ¿Y lo que viene mañana? Sólo os adelantaremos que haremos uno de los trayectos en tren más bonitos del mundo. ¿Cuál será? Tendréis que esperar hasta el próximo post.

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