Ella Sri Lanka

Hoy nos espera uno de los recorridos en tren más bonitos y espectaculares del mundo: nos vamos a Ella Sri Lanka. ¡No os lo perdáis, porque la jornada será inolvidable!

Amanecemos con los primeros rayos de sol que entran por el ventanal de nuestra habitación. Por primera vez en este viaje no hemos puesto el despertador y podemos despertarnos con más tranquilidad. Disfrutamos de este momento de estar tirados en la cama sin tener que levantarnos corriendo y con prisas.

Y aprovechamos para echar la vista atrás y recordar todo lo que llevamos recorrido ya a nuestras espaldas. Pero también estamos nerviosos y expectantes por lo que nos espera hoy, ¡hoy es una gran jornada de este viaje por Sri Lanka, porque haremos uno de los recorridos en tren más bonitos del mundo! ¡Sólo de pensarlo la sonrisa no se me quita de la cara!

CONTENIDO DEL POST

Alojamiento en Nuwara Eliya

Y allí nos tenéis, en nuestra súper habitación de una casita monísima rodeada de una bonita terraza con césped verde, situada en una colina desde dónde hay unas vistas a todo el pueblo de Nuwara Eliya que no dejan indiferente a nadie. Nos levantamos y nos damos una ducha relajante, nos vestimos y decidimos ir a desayunar a la terraza de nuestra guesthouse. ¡Hay mejor forma de empezar un nuevo día que gozando de un sabroso desayuno sentados en una mesa del jardín, con el sol de primera hora de la mañana que te caliente la cara y con esa imagen de postal de fondo!

Porque este desayuno de Nuwara Eliya sí es un desayuno como los que a nosotros nos gustan. Nos traen zumo, té, café con leche, varios platos de fruta recién cortada, tostadas con mantequilla y mermelada, y además una tortilla hecha a nuestro gusto. ¡Todo riquísimo y encima en ese entorno! Un desayuno perfecto para empezar este día que seguro que será muy especial.

Tras el desayuno  regresamos a la habitación y recogemos todo. Mochilas cerradas otra vez y al coche de nuevo. Nos despedimos de la familia que nos ha acogido tan bien con pena, ya que cuando te tratan tan bien no quieres irte tan rápido, pero así es el ritmo de nuestro viaje, tan trepidante que no podemos quedarnos más noches en esta pequeña Inglaterra ceilandesa.

Cómo ir en tren de Nanu-Oya a Ella

Arrancamos el motor del coche con un nuevo destino: estación de tren de Nanu-Oya, la estación que nos queda más cercana para coger el tren a Ella. De camino, seguimos rodeados de colinas llenas de campos de té en las que ya a estas horas de la mañana están todas las trabajadoras concentradas en su tarea diaria. Nos paramos en alguno puntos para observarlas a lo lejos y porqué no robar alguna instantánea para el recuerdo.

Y en menos de 15 minutos ya estamos en la estación. Hemos llegado pronto, pero ya sabéis que es mejor llegar con un poco de antelación que no tarde. En estas semanas, son muchos los turistas que estamos de vacaciones en Sri Lanka, más de los que nos habíamos pensado que nos encontraríamos; y este recorrido en tren, uno de los más famosos del mundo, no lo haremos precisamente solos, ni mucho menos.

Como Anton es previsor, me preguntó con semanas de antelación el día de la ruta en el que queríamos hacer este trayecto para comprar los billetes y así no perdérnoslo. Así lo hicimos y llegamos a la estación con nuestros billetes ya impresos. Son poco más de las 11:30 h de la mañana y nosotros ya estamos allí, esperando un tren que no saldrá hasta las 12:35 h.

Mientras esperamos, pasamos el tiempo observando a la gente que hay a nuestro alrededor, mucha gente local y pocos turistas, por ahora. Pasa un tren con dirección a Colombo y hace una breve parada en esta estación. Nosotros aprovechamos cualquier momento para abrir bien los ojos, observar, aprender…

Espera del tren en la estación

La espera en la estación se hace mucho más larga de lo esperado. A medida que se acerca la hora de la llegada del tren, la estación se llena de turistas. Y es que cualquier persona que visite Sri Lanka debe hacer es trayecto hasta Ella, es un must de este país, y es normal que nadie quiera perdérselo. Además somos muchos los que hemos aprovechado las vacaciones de Navidad para recorrer la Lágrima del Índico.

Pues allí estamos todos de pie, en el andén, listos y expectantes, mirando ya los relojes, el tren se retrasa… Pasan ya muchos minutos de las 12:35 h y en ese momento se escucha una voz hablando por megafonía en el idioma nativo. Obviamente no entendimos nada, pero teníamos la suerte de que Anton seguía ahí con nosotros, a nuestro lado e inmediatamente nos tradujo lo que habían dicho.

El tren se iba a retrasar… ¡Oh no, llega con retraso! Eso significa que llegaremos más tarde de lo previsto a Ella y tendremos menos tiempo de disfrutar de ese pueblecito que tantas ganas le tenemos. Bueno, ¡qué se le va hacer, estos son los imprevistos de los viajes que uno no puede prever! Y la expectación a medida que iban pasando los segundos, los minutos, iba en aumento. Es una sensación que tengo en mi cuerpo cuando se acerca el momento de hacer algo que llevas mucho tiempo esperando, imaginando,…… ¡Aix, qué ganas de subirme a ese tren que parece que nunca llega!

Viaje en tren a Ella

Y una hora más tarde, vemos como a lo lejos se va acercando ese ferrocarril azul que en tantas fotos y vídeos habíamos visto. ¡Ya está aquí! Tenemos los tickets en la mano y ahora llega el momento caótico de tener que buscar nuestro vagón. Pero ahí teníamos a nuestro Anton que no se quería ir de la estación hasta que nosotros estuviéramos subidos y bien sentados. ¡Parece como nuestro padre, tan preocupado por nosotros! Y emocionados, con una sonrisa de oreja a oreja y con ese no se qué en la barriga, subimos a nuestro vagón y nos sentamos en nuestros asientos, el 9 y el 10 del último vagón. Y ahí nos tienes, sentados y diciendo adiós por la ventana a Anton, como si de un familiar nos estuviéramos despidiendo antes de irnos a un gran viaje. ¡Como de película! Este señor es ante todo humildad y corazón.

Suena el sonido que anuncia la partida del tren y se empiezan a poner en marcha los motores lentamente, empezamos a avanzar y atrás dejamos Nuwara Eliya, la pequeña Inglaterra de Sri Lanka…

Pero seguimos envueltos del mismo paisaje, colinas enormes llenas de plantaciones de té. ¡Precioso! Y allí estábamos como dos niños la primera vez que se montan en un tren, intercambiando miradas y sonrisas con nuestros compañeros de viaje, turistas de todas partes del mundo y mucha gente local. Yo no podía dejar de asomarme por la ventana, mis ojos parecían dos platos enormes de lo abiertos que los tenía… ¡No me quería perder nada, ningún detalle, ninguna sensación de ese trayecto, de esos momentos! Pero no me conformaba con mirar por la ventana, yo quería ir a las puertas, abrirlas y tener en frente de mi una gran ventana enorme con unas vistas únicas.

Éramos muchos los turistas que queríamos estar en esas puertas, así que íbamos haciendo turnos para que así todos pudiéramos vivir esa experiencia. Y allí nos tienes, sentados en el borde de una de las puertas, con las piernas por fuera, en otros momentos de pie sacando la cabeza y estando muy atentos de cuando pasábamos por zonas estrechas de meter nuestro cuerpo hacia dentro. ¡Increíble la sensación de estar allí de pie, con el tren en marcha, el tuc tuc de su sonido a medida que va avanzando, con el viento en tu cara y disfrutando de un paisaje increíble! Un paisaje que fue cambiando a medida que íbamos avanzando. Empezamos con grandes colines de té, para después cambiar a impresionantes bosques de enormes árboles y terminar de nuevo en las colinas de té.

Un camino que dura unas 3 horas en el que nada tiene desperdicio. Una imagen que nunca se me borrará de la mente es esa en la que miraba hacia delante de tren con mi cabecita fuera de la ventana y veía muchísimas cabecitas de otras personas todas ellas haciendo exactamente lo mismo que yo: observando todo lo que nos íbamos encontrando a nuestro paso.

Tampoco se me olvidará la imagen del tren azul pasando por túneles y preciosos puentes, ¡algo realmente espectacular! ¡No nos extraña que sea uno de lo trayectos del mundo más bonitos! Porque es verdaderamente precioso, ¡hay que vivirlo!

Hicimos también varias paradas en diferentes estaciones en las que se bajaban y subían viajeros. Hubo un rato en el que me senté en un sitio diferente en el que mi compañera de viaje era una señora mayor ceilandesa muy simpática con la que tuve una larga charla. Me preguntó de dónde veníamos y ella aprovechó para contarme dónde iba, dónde vivía y cosas de su familia. Son estos pequeños momentos con los que uno se queda, ¡nunca olvidaré a esa señora y esa conversación! Es algo que siempre tendremos en común ella y yo.

Y es que todo en ese trayecto valía la pena; el paisaje, el ambiente, el sonido, los sentimientos, las caras de las personas… ¡Todo! No he hecho muchos trayectos en tren en mi vida, así que no puedo comparar este con otros, lo que sí sé es que para mi ocupa actualmente el puesto número 1 de trayectos en tren de nuestra vida. Ahora entiendo porqué la gente habla maravillas de él… Por mucho que leas, veas fotos o te lo cuentes, ¡vivirlo en cien veces mejor!

Nine Arch Bridge

Las 3 horas y algo de recorrido se pasaron volando, ¡en un abrir y cerrar de ojos, el ferrocarril frenaba, los motores se iban parando y al final una estación de tren toda de madera con un cartel escrito que ponía «Ella»… En ese momento pensé: «Oh no, ya hemos llegado! Esto se ha acabado!»

Bajamos del tren y andamos por las vías acompañados de muchísima gente. Para muchos éste era nuestro destino final. Recuerdo que andando hasta llegar a la estación, los vagones estaban llenos de niños ceilandeses que se despedían de nosotros con una gran sonrisa en la cara.

Son poco más de las 16:00 h de la tarde y son muy poquitas las horas de sol que nos quedan para disfrutar de Ella. Salimos de la estación y en el parking nos reencontramos con Anton que nos espera expectante por saber qué tal ha ido el viaje.

Una vez ya en el coche, decidimos ir directos, sin ninguna parada previa, al Nine Arch Bridge. Si hay una cosa que queríamos ver en este pueblecito de montaña, es sin ninguna duda este precioso puente que tantas veces habíamos visto fotografiado. Dejamos el coche en la carretera y fuimos andando por senderos del bosque. En unos 20 minutos andando llegamos hasta él. Preciosa la imagen de esas vías de tren vacías encima de ese imponente puente de los 9 arcos. ¡Hicimos fotos al puente desde todas las perspectivas posibles!

Aprovechamos que no pasaba ningún tren y fuimos andando por encima de las vías hasta el otro lado y entrando incluso en el túnel que hay al fondo. No se si os lo creeréis, pero nunca había andado por encima de las vías de un tren. ¡Ese es otro momento que nos quedamos para nosotros, para nuestra retina fotográfica de recuerdos de este viaje que tanto nos está dando!

Y qué suerte la nuestra que tendríamos la oportunidad de ver el tren pasar. Un chico que estaba sentado al lado de Anton le dijo que a las 17:00h pasaba. Fueron poco más de las 17:00h cuando pasó, pero allí estábamos todos, escuchando muy atentamente si oíamos algún sonido que nos anunciara su llegada… Casi por arte de magia, el tren hizo su aparación saliendo del túnel… Y allí estaba, recorriendo su camino por encima del Nine Arch Bridge. Y así como llega, se va, se esconde entre las colinas dejando a su paso a un puñado de curiosos con ganas de ver ese momento una y otra vez. ¡Que rápido ha pasado! Pero qué suerte hemos tenido de poder verlo, porque solo pasan 3 trenes al día según nos dijeron, ¡así que podemos sentirnos muy afortunados!

Cuál fue nuestra sorpresa, que ese mismo chico que nos había dicho la hora en la que pasaría el tren, nos dijo que hoy era un día especial y que en unos minutos pasaría otro. Y qué pensamos nosotros: «ya que hemos llegado hasta aquí, nos quedaremos un rato más y esperaremos a que vuelva a pasar». Así que no solo tuvimos la suerte de ver pasar un tren por este famoso puente, sino DOS. Aprovechamos el tiempo de espera para andar hacia el otro lado por las vías. Es muy extraña y muy guai la sensación que tiene uno al andar por allí encima.

Y poco antes de que se hiciera de noche, nos regaló su presencia ese segundo tren. ¡Este lo disfrutamos más, lo observamos con más calma! Es como todas las segundas veces, siempre las saboreas como con más gusto. Y con una sonrisa de oreja a oreja, nos vamos felices. Este puente sin duda es uno de esos rincones del viaje que recordaremos con especial cariño.

Alojamiento en Ella

Regresamos por esos senderos hasta el coche, al que llegamos ya de noche. Llega el momento de buscar el hotel dónde nos quedaremos a pasar esta noche. ¡Lo que nos costó encontrar este hotel! Y es que lo elegimos por sus vistas al Little Adams Peak con las que amaneceríamos, así que en el centro de la cuidad no estaba, sino que estaba al final de una colina. Además el camino para llegar hasta él no era del todo «bueno», y Anton le tiene un especial cariño a su coche y no le gusta meterse por según qué caminos…

Os podéis imaginar el panorama, ¿verdad? Finalmente conseguimos llegar sin problemas. Era el último hotel de ese largo camino de tierra, se llamaba: Ella Mount Relax Cottage. Ya sabéis que para conocer todos los detalles de este y otros alojamientos de Sri Lanka no os podéis perder el post especial: Alojamiento en Sri Lanka.

Y nada más llegar nos encontramos con un pequeño problemilla… Este alojamiento no tenía driver accommodation y según nuestra conversación vía email sí tenían este servicio. Así que allí nos tenéis a las 19:00h de la tarde/noche sin sitio para que pudiera dormir Anton. Él se lo tomó genial, nos dijo que no nos preocupáramos y que él sabía de varios hoteles cerca para poder quedarse. Se despidió de nosotros hasta la mañana siguiente. Pero todo esto pasó todo tan rápido y me supo tan mal, que al poco tiempo le escribiríamos un whatsapp y lo invitaríamos a cenar con nosotros en un restaurante del centro del pueblo.

Tras este breve imprevisto, nos acompañaron hasta nuestra habitación. Una cabaña de madera, en una colina, rodeada de montañas. ¡Una pena haber llegado de noche porque el entorno debe ser increíble! Y ya en nuestra casita, acompañados de enormes mariposas nocturnas a las que les encanta la luz y una rana en nuestro wc, nos duchamos y nos cambiamos de ropa. Sacamos los únicos pantalones largos y camisetas de manga larga que nos habíamos traído al viaje, así como los fulares, porque estamos en la montaña y las temperaturas de noche bajan y mucho.

Bueno, una vez listos, decidimos irnos al centro del pueblo a cenar al Cafe Chill, un bar/cafetería que nos habían recomendado unos amigos viajeros. Un sitio con muy buen ambiente, muy cool y una comida buenísima, la combinación era perfecta. Así que seguimos la recomendación y allí nos plantamos con un tuk-tuk, dónde nos encontramos con Anton, que agradeció muchísimo nuestro gesto.

Dónde comer en Ella

El sitio estaba a tope, era sin duda el más conocido de todo el pueblo y por algo sería… Esperamos unos minutos hasta tener una mesa libre para los tres. La verdad es que el restaurante es muy chulo, todo de madera, con música de fondo y lleno de turistas. ¡Es un sitio pensado totalmente para los visitantes! La carta es muy internacional, sandwiches, woks, hamburguesas… Nos pedimos un par de hamburguesas y un sandwich.

Tenemos que confesar que después de 6 días comiendo a base de arroz y noodles, teníamos muchas ganas de comernos una buena hamburguesa y un buen sandwich con sus patatas fritas. Y de postre, porque yo sin algo dulce no me voy a la cama, nos pedimos unos crepes, ¡riquísimos! No dejamos nada en el plato, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que no habíamos ni comido. Como el tren se retrasó más de lo esperado, al llegar a Ella no quisimos perder tiempo de luz solar comiendo y nos fuimos directos al Nine Arch Bridge. ¡Así somos nosotros!

Ha sido la cena perfecta para poner el broche de oro a este día tan y tan especial de nuestro viaje. Regresamos a nuestra preciosa cabañita de madera llena de bichitos para dormir en la que será nuestra penúltima noche en Sri Lanka… No nos podemos creer que en unas horas ya empiece nuestro último día de este increíble viaje. Un viaje que nos está sorprendiendo a cada paso que damos.

Los días se han pasado demasiado rápido y no nos podemos creer que esta aventura ya esté llegando a su fin… ¡Qué pena nos da! Pero bueno, no pensaremos esto porque mañana todavía nos queda un último día para poder vivir más momentos increíbles como todos los que hemos vivido hasta este momento. ¿Qué nos deparará la última jornada de viaje ceilandés? ¡Sorpresa! Ese será otro relato…

8 comentarios

  1. Increible!! Enhorabuena por el blog, por el viaje y por lo que transmitís, las fotos son alucinantes, me chiflan pero por favor no os sentéis en esos puentes que tengo vértigo y casi me da algo…demasiado para mi…

    1. Muchas gracias Patricia!!! Primero por leernos y por este mensajito que nos hace siempre muchísima ilusión recibir y saber que hay gente a la que le gusta lo que hacemos y cómo lo hacemos!!! Gracias por eso! Ah y no te preocupes que no era nada peligroso lo del puente, yo (Marta) soy muy miedica con el tema de las alturas y si me subí es porque no era peligroso, jeje Y esperemos tenerte cerquita y como compañera de nuestro viajes durante mucho tiempo!
      Un abrazo desde Mallorca! Muaks
      Marta.

  2. Hola, estoy utilizando las recomendaciones de vuestro blog para preparar mi viaje estas navidades a Sri Lanka. Una de las cosas que más me apetece, es hacer el trayecto en tren de Nanu Oya a Ella y como coincide que tendré que hacerlo el día 31 de diciembre me gustaría asegurarme los billetes.
    Por lo que cuentas, comprasteis los billetes con antelación, como lo hicisteis?
    Un saludo y muchas gracias por adelantado 😉

    1. Buenas Aldara! Unas navidades en Sri Lanka, ya verás qué sueño! Nosotros lo pasamos genial! Referente al tema de los billetes de tren que nos comentas, decirte que nuestros billetes los sacó con antelación nuestro driver, para así asegurarnos un sitio en el tren! La verdad es que no podemos ayudarte en ese sentido, pero seguro que hay otros blog de viajeros que lo hayan comprado ellos y que os podrán ayudar! Lo que sí os recomendamos, como quieres hacer, es comprarlo cuanto antes ya que el tren iba bastante a tope de gente.
      Para cualquier otra cosa, no dudes en preguntarnos!
      Un abrazo!
      Marta

  3. Hola, gran viaje!! Y que forma de documentarlo…muy TOP. Nosotros vamos ahora en Septiembre y tengo una duda. Por que fuisteis al Safari de Kaudulla y no a Mineriya. Muchas Gracias!

    1. Buenas Álvaro!
      Muchas gracias, nos encanta que nuestros lectores nos comenten! Vamos a la duda: hicimos el safari en Kaudulla porque la época en la que fuimos había más elefantes en este parque que en Mineriya. Entonces, dependiendo del mes en el que vayáis, los expertos os recomiendan uno u otro.
      Espero haberte aclarado la duda!
      Un saludo,
      Marta.

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